Curiosidades de la Historia
En enero
de 1692 se inició en la localidad norteamericana de Salem
(cercana a Boston) un juicio contra
varios de sus vecinos acusados de practicar brujería.
La denuncia se
inició cuando dos niñas, de 9 y 11 años de edad, comenzaron a
sufrir convulsiones y espasmos. Entre
sollozos afirmaron haber sido embrujadas
por mujeres de la localidad que de noche creaban dobles de sí
mismas. El juez local les creyó
y así se inició una investigación que sumió a la ciudad en un
clima de histeria colectiva, surgiendo
cada día más niñas embrujadas y
nuevos implicados, hasta alcanzar el sorprendente número de 141
acusados.
Finalmente,
20
de ellos fueron ejecutados y cinco fallecieron en prisión.
Cuatro años después del juicio, los jurados que dictaron sentencia
firmarían una confesión de error, en la que achacaban su actuación
al miedo y la histeria desatados desde la primeras acusaciones.
Los Juicios.
A
pesar de ser generalmente conocido como «los juicios de Salem», las
audiencias preliminares en 1692 se llevaron a cabo en diversas
ciudades de toda la provincia: la aldea de Salem, Ipswich, Andover y
la ciudad de Salem. Los juicios más conocidos tuvieron lugar en la
ciudad de Salem, realizados por un Tribunal de Oyer and terminer en
1692.
Más
de 150 personas fueron detenidas y encarceladas, solo con
acusaciones, sin embargo no llegaron a ser formalmente procesadas por
el tribunal del condado. Al menos cinco de los acusados fallecieron
en prisión, y las veintiséis personas que fueron a juicio fueron
condenadas ante este tribunal. Un rasgo particular de estos juicios
fue que las denuncias de alucinaciones y contactos demoníacos
surgieron entre un grupo de mujeres de la comunidad de Salem, pero
nunca se realizaron procedimientos serios para obtener pruebas de
tales prácticas, sino que casi todas las acusaciones se basaban en
rumores. Los propios jueces se dejaron llevar por la histeria
religiosa de la comunidad de Salem, formada mayormente por puritanos,
que exigía frenéticamente condenas a las presuntas brujas.
Las
cuatro partes en las que se dividió la Corte Superior de la
Judicatura de 1693 se celebraron en la aldea de Salem, Ipswich,
Boston y Charlestown, pero solo se produjeron tres condenas de los
treinta y un juicios llevados a cabo por la Corte Superior de
Judicatura. Los dos tribunales condenaron a veintinueve personas por
brujería. Diecinueve de los acusados —catorce mujeres y cinco
hombres— fueron ahorcados. Un hombre, Giles Corey, se negó a
emitir declaración y murió lapidado en un intento de obligarlo.
Presuntas causas de los juicios
Muchas teorías han intentado explicar
por qué la comunidad de Salem explotó en ese delirio de brujas y
perturbaciones demoníacas. La más difundida insiste en afirmar que
los puritanos, que gobernaban la colonia de la bahía de
Massachusetts prácticamente sin control real desde 1630 hasta la
promulgación de la Carta Real de Massachusetts en 1692, atravesaban
un período de alucinaciones masivas e histeria provocadas por
fanatismo religioso.
La mayoría de los historiadores
modernos encuentran esta explicación, cuando menos, simplista. Otras
teorías se apoyan en analizar hechos de maltrato de niños,
adivinaciones invocando al maligno, y ergotismo (intoxicación plena
con pan de centeno fermentado que contiene elementos químicos
similares al alucinógeno LSD), la lucha por las propiedades, el
complot de la familia Putnam para destruir a la familia rival Porter,
y algunas otras aluden al tema del «estrangulamiento social» de la
mujer, siendo que la suma de estos factores causó el estallido de
fanatismo religioso. Finalmente se han difundido la actividad
electromagnética referida como las Líneas Ley como posible
explicación del fanatismo de los acusadores en los célebres
procesos.
Dentro de la pequeña comunidad de
Salem existía una estricta conducta religiosa, en la cual cada
persona vigilaba a sus vecinos y a su vez era vigilada por éstos en
sus palabras y acciones, generando dudas y sospechas en caso de que
su conducta no se ajustase a los parámetros religiosos puritanos.
Las mujeres eran consideradas como individuos destinados a servir a
sus esposos y a carecer de mayores derechos, mientras los niños eran
destinados a educarse severamente desde temprana edad en las labores
de los adultos en vez de simplemente jugar. Otra preocupación
fundamental de esta comunidad era evitar la «ira de Dios» y, por
tanto, sujetarse estrictamente a los dictados religiosos del
puritanismo para así evitar el castigo divino que se traducía en
pérdida de cosechas, mal clima, y muerte de ganado.
El número de acusados por brujería en
estos juicios pudo fluctuar entre 150 y 200, e incluso un número
mucho mayor si se tienen en cuenta los apresamientos que no fueron
seguidos de acusaciones formales. Los acontecimientos en los juicios
tuvieron una profunda influencia en la región y pudieron contribuir
al deterioro de la influencia de los puritanos en el gobierno de
Nueva Inglaterra y la posterior secularización de su población.